[Fabric] Let the Music § One Shot

"¿Comprendes lo que es esto? Sabes que no se podrá deshacer, necesito que entiendas que lo que le hagas hoy a tu cuerpo no podrá desaparecer simplemente. No vas a poder simplemente levantarte e irte una vez que hayamos comenzado. Si hasta ahora te considerabas humana, esto va a quebrar esa barrera que tienes y probablemente aumente la distorción que tienes por dentro." La voz de la Reina le tranquilizaba a medida que en ese cuarto oscuro, en un lugar tan afamado como el Fabric, su cuerpo se preparaba para el cambio final.

No podría explicarlo, no podría dar nada más que su alma para que todo fuera sencillo nuevamente. Para que ya no hubiera amores y desamores, ni necesidades ni obligaciones, solo dos hermanas corriendo por el parque al amparo del cálido sol. Quería conservar esa imagen para no perderse nuevamente en el dolor que este nuevo experimento traería a su cuerpo.

"Estoy lista, Reina." Murmuró por lo bajo, cerrando los ojos y aferrándose a la camilla metálica. Esto no sería agradable, especialmente cuando comenzó a sentir las correas sujetarle, retenerla, aferrarla.

El dolor comenzó sin previo aviso cuando una varita la movió boca abajo, comenzando a trabajar en sus vertebras, no sabía porque lo hacía, que quería conseguir con eso, pero la dejó sin saber que esperar de esto. Esa misma varita pareció clavarse en los homóplatos, llegando a traspasar la piel, separándola del músculo entre los gritos de dolor de la joven mujer que se dejaba torturar porque no tenía otro lugar al que ir. Cuando no tienes esperanza y alguien se encargó de destruir su mundo, pedazo a pedazo, ¿que quedaba? ¿Como podía proteger a las personas que amaba?

"Recuerda, ya no eres una persona. Eres algo más, la trascendencia, eres mi rostro, eres mi nombre, eres lo que nadie conoce pero cuyo rostro han visto siempre. La Reina de Corazones, no importa a quien te cruces, eres tu contra el mundo y no debes desistir fácilmente. Eres nuestro escudo, Judith. Eres el escudo que nos ayuda a predecir cada movimiento exterior. Te quiero cerca en todo momento."

"Si, mi Reina."

El corsette se ajustó con fuerza, las barras clavándose en la amoldada piel y carne, destrozando dolorosamente cualquier sentido de su propio cuerpo. No sabe como está, no sabe como ha llegado aquí, solo sabe que la ropa pesa. Pesa mucho, tira sus caderas hacia abajo y la Reina la observa fascinada, el rostro arde, arden los ojos y la piel se siente tersa bajo sus dedos. Demasiado tersa, demasiado perfecta cuando siente la máscara de porcelana posarse sobre su rostro escondiendo las facciones por completo.

Mis primeros pasos al VIP, al balcón del lugar fueron torpes, pero resonaron, resonaron tan fuerte que el silencio se expandió, un sonido de su boca, una dulce melodía llamando la atención hasta que lo vio, alguien que no era bienvenido aquí ni en ningún otro lugar. Alguien que pintaba las rosas rojo...

"Que le corten la cabeza." Fue la sentencia final.