[Great Hall] Bad Case of Loving You § Jhonny Tyler

Pues... ¿ansiedad? ¿Que era la ansiedad? Su cabello estaba pasando de su natural color negro por todo el rango del arcoiris hasta quedar en un momento estancado en precisamente un mechón de cada color hasta poder controlarse y poder establecer un tono de color de brillante color rojo que era más digno de las rosas que aun conservaba en su habitación.

Se estaba mordiendo las uñas, realmente se estaba mordiendo las uñas, algo que no hacía desde los 15 años cuando por primera vez salieron lo cual había sido todo un espectáculo, el mujeriego y la chica que acababa de ser engañada por su ex hacía solo 3 meses. Ese día había estado tan nerviosa que había caminado por las paredes, se había mordido todas las uñas y su cabello acabó de un tono blanco aterrado con ojos del mismo color, había llegado a la cita sin poder controlar el cambio y había parecido técnicamente un espectro... tuvo suerte que Jhonny solo se había reído de lo curioso de su aspecto y había hecho como si nada hubiera pasado, sino ahora no estarían juntos.

Pero va, esto era solo un tecnicismo.

Hacía en realidad solo 2 días que no se veían ya que ella había ido a la casa a preparar la comida y pasar un tiempo juntos aprovechando que no tenía guardia en la cena, momento en que la noticia había llegado que le traía aquí y a caminar como león enjaulado... un león muy colorado y con ojos pardos. Jonathan había conseguido empleo... un empleo aquí en el colegio... como profesor de Defensa contra las Artes Oscuras en cátedra permanente...

Y así, la joven mujer estaba en pánico. Temía que le dijera o tratara de indagar sobre su ‘problemita’ y por el otro, temía que fuera a tener problemas, sabía que este no era su sueño lo cual le daba miedo, no deseaba que se arrepintiera a la larga de seguirla a ella en este tonto sueño hogareño de ser profesora y acabaran por hundirse ambos.

Estaba convencido que el dar clases en tiempos post guerra, sería algo realmente complicado, a los chicos ya no les sorprendía nada, tenía una gran labor con ellos.

Hogwarts tenía ya rato que no se pasaba por aquí, sin embargo eso no era lo que lo ponía hasta cierto punto nervioso...
La última vez que paso tanto tiempo con Ophelia terribles cosas sucedieron, esta vez no podían salirse de control, por que se convertían en un ejemplo a seguir como profesores que serían.

Suspiro pesadamente, tomando sus maletas y caminó de la entrada principal, hasta el pasillo principal donde circulaban un montón de alumnos a pesar de ser una hora para estar cenando. A lo lejos la vió, tan hermosa, colorada, que una sonrisa apareció en su rostro y acelero el paso para llegar a ella.

La ansiedad la podía, en cuanto lo vio a la distancia no pudo evitar sonreír. Nunca cambiarían las cosas, ese paso lánguido, esa sonrisa tan relajada que más de una vez había acabado con ella poniendo el grito en el cielo para que dejara de mofarse de alguna demostración de lo patosa que podía llegar a ser, la maleta casi parecía pequeña en las manos de él, lo cual causó que en cuanto bajó los dos escalones sobre los que estaba caminando en un incansable vaiven impaciente volviera a subirlos.

Anda, ella no era exactamente baja, pero él era definitivamente lo suficientemente alto como para hacerle sentir ínfima.

Al verlo bien su rostro se iluminó con esa sonrisa inocentona que parecía dibujarse en sus labios cada vez que lograba algo bueno. Dioses, no quería que él desperdiciara su vida, pero ciertamente ella estaba más que contenta de estar con él aquí. Era finalmente regresar donde todo empezó, el refugio de ambos y donde quizá por una ve dejaran de meterse en el camino de lo que deseaban ser. Esto quizá les ayudara. Aun conservaban ambos departamentos, pero... esta sería la primera vez que vivieran realmente juntos luego de... bueno, luego de un malentendido en el que ella actuó como una idiota, él actuó como una idiota y la boda se había postergado... nuevamente.

"Jhonny!" Exclamó cuando él estuviera más cerca, aprovechándose de esos escalones extra como solía hacer de jovencita para lanzarse a sus brazos, al diablo la maleta, lo abrazó sin importar lo que dijeran los alumnos con los que ya había ganado su fama de ‘chica ruda’, Era Jonathan y estaba en Hogwarts con ella...

... ¿Estaría el escobero vacío? Mmm... Oh... tantos recuerdos.

El gesto de ella fue una enorme sonrisa, frutando la mejilla y besando la palma de su mano en cariño, ese brillo de picardía que indicaba que se traía algo entre manos presente. Quizá no era la típica Sly, pero ciertamente tenía ese brillo que indicaba que no hacía nada sin premeditarlo seriamente. Probablemente él fuera el único que pudiera causar esa combustión espontánea que tenía ella y la hacía comportarse tan infantil a veces.

"Deje de mirarme y deme un beso si no quieres que deje de planchar sus camisas, Profesor Tyler..." Comentó la pelirroja, sus ojos lila brillando a la vez que tiraba de su ropa para atraerle y plantarle un beso directo, algunos murmullos de alumnos en el fondo de su mente, incluso juraría que escuchó un silbido de parte de uno de los alumnos de Slytherin, cosa que ignoró convenientemente.

"Planta baja, si no me equivoco por aquí había un escobero..." Dijo finalmente en voz alta. "La profesora MacGonagall me dio habitación en este piso también... creo que era algo sobre no encontrarnos nuevamente... ni en el patio, ni en un aula apartada, ni en el comedor fuera de hora..."

En lo que iba de su vida, no podía recordar algún momento vergonzoso, sin embargo este instante contaba como uno, una sonrisa se dibujo en sus labios, la cual fue interrumpida por el roce de esa boca a la que era adicto.

Pues entonces es hora de que nos movamos-murmuró rozando sus labios con los de ella, ha decir verdad le incomodaba un poco los gritos de los jóvenes magos y brujas, el siempre había sido muy propio con su vida privada, pero al parecer esto ya no existía.

Se agachó para recoger su maleta y con la otra mano tomó a Ophelia de la cintura, mientras comenzaban a caminar entre los chicos que parecían hacer más y más estrecho el pasillo.

Rió, dejándose guiar por el pasillo, indicando el camino con un gesto de la mano para llevarle cerca de las cocinas, pasando la sala común de Hufflepuff y llegando a un pasillo que aparentemente no tenía salidas.

"¿Como has estado? La última vez..." Frunció los labios, lentamente tratando de encontrar las palabras precisas para lo que tenía que decir. Simplemente era difícil hablar para pedir perdón, las palabras eran bastante difíciles y se enredaban en el orgullo de su lengua.

"Yo... lo siento, en serio, no quería ser tan dura, solo... solo quiero que seas feliz, ¿si? Amo que estés aquí conmigo, pero me cuesta hacerme la idea de que esto es realmente lo que deseabas hacer." Susurró estirando el brazo y tomándole del cuello para que se inclinara, realmente besandole con suavidad, cálida e incitante, atrayendole para poder recordar esa sensación donde su cuerpo se amoldaba a las lineas tanto más firmes de Jonathan. "Perdón..." Susurró contra sus labios.

Era ese el momento en el que ambos tenían que disculparse, porque simplemente no podían ir por la vida fingiendo que nada pasaba, sobretodo si iban a vivir juntos, literalmente.

Acarició su rostro con suavidad, dejando que ella hablara, tenía que desahogarse, una vez que terminó, una sonrisa apareció en su rostro.
Amor... no sólo tu fuiste dura, siento que no debí haberte gritado..- la tomo de la cintura, abrazándola hacia el. Hizó una pausa, sabía que en un principio no estaba a gusto con esta decisión, pero lo mejor era ya no tocar el tema.

Y... ¿A que hora sirven la cena en este lugar?... -preguntó, interrumpiendo ese silencio casi incomodo.

Abrió la boca para decir algo más, no podía quedarse solo en ‘hice algo mal’ y ‘yo también fui malo’. Realmente quería disculparse, que entendiera que lo único que le importaba era su felicidad...

¿Quien lo hubiera pensado 7 años atrás? La chiquilla molesta y algo violenta que pertenecía a Slytherin, que iba por el castillo con su cabello color verde manzana, ganando puntos para su casa y cuidando de los niños más pequeños desde siempre porque eso era lo que su padre y abuelos le enseñaron a hacer: Cuidar de los suyos.

Pero todo terminó igual de rápido cuando mencionó la hora de la cena, comenzando a reir ante la frase tan insensible que había soltado.

"A las 8, últimamente se han atrazado las cenas. Aunque si quieres tengo Turkish Delight en la habitación." Comentó aun riendo, la cabeza enterrándose en el pecho de él y depositando un beso a través de la tela con cierta diversión, los ojos violeta brillante alzándose para verle. "Te amo, y aunque no me lo vayas a creer, realmente estoy feliz de que estés aquí. Esto se estaba poniendo aburrido, ¿que mejor que san Tyler para alegrar nuestros días?" Agregó en un tono de broma, indicando la contraseña para que pudieran entrar a la pequeña sala con un sillón frente a una chimenea, una puerta que llevaba a la habitación y otra que llevaba al baño.

Pequeño y acogedor como ella prefería que fueran las cosas... bueno, salvo por Jhonny, a veces no llegaba a más que su hombro... bueno, de hecho, no llegaba a más que su hombro.