Buscando un lugar (Luna)

Había salido del castillo, y ahí estaba caminando por las planicies de afuera; lenta, fría y aletargada como si no fuera más que una fantasma apagada que deambulaba por ahí. Y es que no lo había soportado, no había soportado estar más adentro; primero fue un desgano que me entumía al no dejarme hacer nada, después pensamientos que me devolvían a ese lugar pero que podía quitar; después dolor, dolor al ver como los demás no habían sido abusados como yo y después lo peor, un algo que me retorcía por dentro en cada esquina o pasillo donde me miraban sin parar; sus ásperas manos enfriando mis mejillas y sus voces acosándome; sus ordenes, sus abusos, sus caprichos con migo; todo absolutamente todo.

Al comienzo casi había corrido cuando salí, pero eso me duro poco antes de apagarme como una vela sin cera en ese lugar, aun sintiendo su frio sobre mi piel de muñeca. ¿A donde quería ir? No lo sabía muy bien, nadie me lo había dicho y simplemente no lo sabía muy bien; aunque por alguna razón algo de ese momento me volvía allá afuera, algo de ese momento cuando había estado en el bosque perdido, tomada por aquel hombre de las criaturas. ¿Cómo se comportarían aquellos seres ante una muñeca? Me preguntaba a veces en mis momentos de un poco de paz, pues ellos no te dejaban así, como un material para sus manos ¿Cierto?; pues es que a ellos eran a quienes también se lo hacían.

Recordaba que había escuchado algo de una clase de criaturas y de un lugar donde se realizaba, un lugar al cual ahora estaba yendo totalmente fría; no sé si con la esperanza de estar con algún sin la angustia de que me fuera a tomar o simplemente con la idea de estar sola, totalmente sola para que nadie me viera, para que nadie pensara en lo que podría hacer de mi.

Es curioso como los viejos y nuevos habitantes de Hogwarts se intentan sobreponer a los acontecimientos. Muchos se aferran a las paredes, a sus muros, buscando en los recónditos rincones aún en pie la felicidad que vivieron antes de todo. Se encierran en habitaciones, solos o en pequeños grupos, rememorando momentos, sentimientos, conversaciones con quienes ya no están, y algunos encuentran paz. Otros comienzan a parecer los fantasmas que rondan los pasillos, sólo que no dejan ectoplasma en el camino.

Otros, no pueden soportar lo que ese encierro significa. Buscan el aire libre, intentando escapar del frío, de la gente, del extraño silencio casi solemne, de sus miedos, sus pesadillas. Debe haber alguna manera de devolver la vida a esos cuerpos que parecen andar sin alma, sin un rumbo... Como esa chica.

La observo avanzar muy lentamente en dirección al Bosque, del cual acabo de salir hace unos minutos. No puedo evitar sentirme curiosa al respecto; no recuerdo haberla visto antes, aunque puede que me equivoque y es que tal vez su aspecto ha cambiado desde... Me acerco con cuidado, sin querer asustarla pero mostrando mi interés.

-Hola. ¿Eres un Inferi?-

Yo camino con mis brazos caídos, escondidos bajo la túnica del uniforme, dejados a mis lados; tocándome a ratos mis manos o sacándolos para jugar desganada con mi claro cabello que cae en trazos a los alrededores de mi rostro. Un suspiro rendido, uno, y después otro; dos suspiros rendidos doy moviendo un poco mis hombros cuando levanto mis ojos para ver la silueta del bosque a lo lejos, cruzando uno de mis brazos sobre mi vientre para tomarme la muñeca del otro ahí, debajo de mis ropas. Siempre hacia eso, era simplemente mi forma de caminar, un brazo colgando flácido como una parte de muñeca encajada a sus unión y otro que se cruza asustado como queriendo proteger de algo a la muñeca de la cual pertenece.

Tal vez podría llorar, ya que estaba sola ahí tal vez podía llorar desbocada de una vez para soltar y gritar algo de ese momento en que me abusaron, algo de ese encierro que siempre me tortura. De verdad lo necesito, lo siento, y de verdad es que lo necesito; pienso que tal vez ahí, o tal vez más adelante, escondida en el bosque para que nadie me vea; pienso en hacerlo, voy a gritar; miro hacia todos lados, quiero estar sola, pienso en hacerlo; pero al final, es que veo a alguien... a alguien que acerca a mí.

Me detengo, no lloro, espero; me siento mal, quería estar sola, no con alguien. Es una chica, viene hacia a mí, viene hacia mí y yo la espero ahí sosteniendo mi muñeca, con esos ojos verdes míos que siempre miran hacia abajo como si no quisieran ver que hay arriba, como si estuvieran cansados ya de ello. No... no lo sé, le respondo casi sin moverme cuando me pregunta, apenas mirándola a su rostro. Es una pregunta que no entiendo, pues me pregunta si soy algo, algo que yo no sé qué es; pero que me hace quedarme parada ahí, sin hacer nada mientras simplemente miro hacia abajo.

-Hum... No, que yo sepa los Inferi no hablan...- Digo con una sonrisa. -¿Eres nueva en el colegio? No creo haberte visto antes...-

¿Estará bien esta chica? Quizás no sea realmente un Inferi, pero parecía una verdadera muerta en vida -¿Necesitas ir a la Ala de Hospital? Estás algo pálida... ¿O es que eres un vampiro? ¿Ibas de cacería al Bosque Prohibido?-

Me detengo un instante. -Perdona, ¿te estoy mareando?- Pregunto con los ojos muy abiertos y azules fijos en los curiosos verdes vacíos de la otra joven. -Me llamo Luna. Soy de Ravenclaw.-

¿Pero porque? Habla mucho, me asalta; me pregunta, me quiere sacar de ahí, me pregunta que soy, me mira... -Me llamo Luna. Soy de Ravenclaw.- De pronto me siento mal, agobiada, mareada como si de pronto fuese a caer de espalda en ese lugar ante ella.

Me sostengo dando un paso hacia atrás, la miro hacia abajo y mantengo mi mano derecha agarrada por la izquierda ahí bajo mi ropa. Si, estoy aquí hace poco y no, no necesito a ir ningún lado; solo soy una... muñeca. No alcanzo a decir mi última palabra antes de guardar silencio, mirándola de reojo ahí como si no supiera que hacer además de callar.

Niniel soy… Y solo buscaba un lugar.

-¿Un lugar?-

Sus palabras suenan contradictorias, diciendo al principio que "no iba a ninguna parte" y luego que "busca un lugar".-¿Es un lugar que existe en otro plano? Eres de un mundo paralelo, ¿cierto? Y ahora no encuentras el camino a casa. Mi padre escribió un artículo sobre los portales y las fisuras que unían a los "viajeros planeares" entre los distintos mundos... ¿Es eso lo que buscas?-

Mantengo la mirada fija en ella con verdadera curiosidad. -Niniel. Suena a los nombres que los muggles ponen a las criaturas aladas, "ángeles" o algo así.-

No la entiendo, me agobia, me agobia cada vez más; no sé qué quiere, no sé qué quiere para intentar hacerlo y poder irme de ahí. Creo que doy otro paso hacia a atrás, la miro, me quedo sosteniendo mi mano, sintiendo los latidos de mi corazón que se notan de pronto en mi pecho. No, creo que no soy nada de eso; respondo bajando mis ojos mientras la miro, con  una voz tan apagada como afligida.

Y es que después doy otro paso más, esta vez uno realmente imperceptible como si fuese lo que venía antes de algo más desesperado; un temeroso giro que doy sobre mi misma dejando de mirarla y simplemente comenzando a caminar hacia donde iba sin mirar. Y es que no, me sentía mal, realmente mal; ella aun no me había tomado, no me había pedido nada, solo preguntado; o al menos así trataba de excusarme como una muñeca arrepentida por huir de su lugar.

Parpadeo al verla dar la vuelta. Estoy acostumbrada a eso, que se vayan. Pero hay algo en ella muy distinto a los demás, no parece huir de mi exactamente.

Dudo un minuto o dos, y comienzo a seguirla hasta volver a quedar a su lado, pero esta vez no digo nada. Sólo la acompaño. Quizás lo que ella quiere es silencio, así que me quedaré callada mientras avanzamos. Incluso intento no mirarla para no parecer insistente y curiosa. Sólo dos personas distintas entre ellas que se dirigen a un espacio en común...

Camino como siempre, mirando hacia el suelo, con una de mis manos tomando la otra; fijándome tal vez en el pasto, en los trazos de mí cabello que caían por los lados de mi rostro o en nada realmente. La siento a ella seguirme, caminar detrás de mí, ponerse a mi lado; pero hacer como que no estoy...

Me incomoda pero a la vez lo agradezco, pues así no me sentía tan arrepentida de ser la muñeca que huía; forzando mis ojos contra sus lados para verla un poco sin que se notara mucho, solo siguiendo ahí; caminando y caminando con su compañía silenciosa, compañía silenciosa que ahora tal vez me gustaba un poco, pues no sé; siempre me pasaba, y es que mientras no me preguntaran se sentía un poco mas cálida su cercanía, aunque fuese un poco.

Nos comenzamos a acercar al bosque prohibido, se empieza a sentir un poco su niebla y la vegetación se vuelve algo más abrupta; yo no sé realmente a donde voy, sabia del supuesto lugar de la clase; pero no sabía cómo sería o donde estaría y es que en realidad solo quería estar lejos de las cosas que sentía.

Eso es curioso. Parece más cómoda de esta manera, al menos ya no tiembla ni me mira como si fuera una criatura salvaje. De vez en cuando doy saltos alegres, pero intento que no asusten a la silenciosa compañera. Las pocas veces que logro atrapar su mirada le sonrío, y al instante vuelvo a mirar hacia otro sitio, como un gesto efímero que queda como una duda que flota en el aire. Al reconocer la valla de la clase de Criaturas Mágicas, la miro pensativa.

-¿Ya puedes tomar esta clase? Pareces muy joven...-

Ella se siente distinta a mí, demasiado distinta; no es una muñeca como yo, se nota en su rostro, en cómo se pone durante ese diminuto instante en que nuestros ojos se cruzan y en esos pasos que ruidosos hace a veces, haciéndome sentir como con una sombra a mi espalda, una sombra que debo mirar para que no me entuma, para que no sea como ellos. Y es que era así, no era tan malo así; al menos podía intentar recordar cómo era, dibujarla tal vez después para guardarla; aunque de alguna forma igual sintiera ese frio, ese frio que siempre sentía como muñeca, ese frio en cual hundida no sabía que me faltaba, que me faltaba…..

No lo sé, yo solo escuche que había una clase...
Aunque no importa, no importa....

Le respondo desganada cuando me habla ante aquella cerca, tal vez con un movimiento hombros antes de acercarme a esta y mirar, mirar sin más hacia el otro lado como si quisiera ver algo que realmente no podría estar.

-Amh... Bueno, pues si no te choca con ninguna otra clase, no creo que haya problemas en ver de que va. Me pregunto quién dará esta clase ahora. Antes la daba Hagrid, ¿sabes? El es el Guardián del Bosque Prohibido, y es muy divertido. ¿Te gustan las criaturas mágicas?-

Me apoyo a la cerca, intentando no quedarme mirando a la chica. En vez de eso, observo hacia el terreno, donde se adivinan las criaturas que mostraran para la nueva clase. Pero no puedo verlas bien, ¿que será, que será?

No sé, creo que nunca he podido acercarme para verlas.... Aunque, aunque a veces creo que tal vez ellas se parezcan a mí. No la miro a ella cuando hablo, bajando mi cabeza mientras miro al vacio sin nada que mirar a través de aquella cerca, llevando de pronto una mano a los maderos de esta para aferrarme cual prisionera que desde sus barrotes mira al exterior.

No sabía si me "gustaban" las criaturas mágicas o es que era otra cosa; pero si, tal vez algo sentía por lo que podrían ser desde aquel encuentro en el bosque; aunque también era cierto que se sentía diferente a un "gustar" pues era como si fueran como yo, como si quisiera sentir empatía por ellas al verlas como yo; como muñecos incomprendidos y usados por los demás para mirar.

Tal vez creía que con ellas me sentiría mas segura simplemente, pensando en que ellas no me querrían tomar como hicieron ellos; que no querrían hacerlo jamás como me abusaron ellos. Creo que doy un suspiro a la vez que muevo mis hombros de nuevo cuando aquellos pensamientos me enfrían, percatándome sin mirar de que ella se posa a mi lado junto a la cerca.

¿Que les hacen...? ¿Qué les hacen a ellas en esa clase?

-¿Hacerles?- Hum... Es una pregunta curiosa. -La verdad, nada. Observarlas, aprender de ellas. Para entender debes conocer, y eso es lo que hacemos. Si entendemos a estas criaturas, si realmente las comprendemos y comprendemos su valor en este mundo, se cometen menos crímenes contra las especies. Porque así, las criaturas que nos parecen temibles resulta en realidad que están asustadas de nosotros, o que intentan defenderse y defender su hogar.-

Un nuevo movimiento al otro lado de la cerca me permite ver mejor las figuras que esperan al inicio de la clase. -¡Oh, vaya! ¡Plumas! Pero no serán aves, son muy grandes.... A menos que sean el ave prehistórica que se cree que son los antecesores de los fenix...-

Yo acabo escuchándola indiferente cuando me responde, tal vez atendiendo un poco más a sus primeras palabras; pero perdiéndome en las lejanías tras aquella cerca cuando continua. Y es que aunque su nada puede aliviarme un poco de lo que sería; el resto se me hace borroso, tal ves demasiado largo o aletargado, como para poder atenderlo con ese frio entumido que tenia pegado a la piel.

Creo que doy un suspiro, otro más; cuando estoy ahí, acercándome un poco más a la cerca sin mirarla a ella o querer hacerlo realmente; apoyando mi otra mano y mi frente sobre los maderos; perdiéndome aun mas en mi misma en ese lugar, suspirando por lo que eran esas criaturas o por lo que yo no podía sentir al estar hecha una muñeca.

Se me hacia como escuchar a alguien desde una habitación realmente fría, como si ella estuviese en un espacio cálido desde el cual solo me llegaba un sonido indiferente a través de una rendija en mi ventana; sintiéndome ahí, extrañamente invadida y alejada al mismo tiempo de eso; sintiendo y sintiendo algo de ese escozor que allá siempre estaba en mi piel; cuando ellos me tomaban, o simplemente cuando esperaba.

.........

De pronto ella exclama haciéndome despegar mi frente de la cerca, para mirar con unos ojos un poco más despiertos hacia el fondo; tal vez viendo algo también, aunque no sé si lo que ella decía. Pero... ¿Los tratan bien? ¿Tú no te asustas con ellas? Pregunto de pronto como volviendo a sus primeras palabras, ahí; sin pensar en el tiempo que desganada había dejado pasar desde entonces.

-Si, los tratan bien, por algo la clase se llama "Cuidado de Criaturas Mágicas"- Le sonrío, divertida a su pregunta. -No tengo porqué temerlas, no van a hacerme daño; solo me atacarían si yo tuviera alguna mala intención hacia ellas.-

Miro un lado y a otro, aún no ha llegado el resto de los alumnos, y quien fuera a dar la clase debía estar cerca o por llegar. -¿Quieres verlas antes que inicie la clase?- Le pregunto, antes de saltar la valla al otro lado, ofreciendo mi mano para ayudarla a saltar.

Me molesta verla sonreír, divertirse con esa pregunta que a mi tanto me había costado realizar; pero yo solo vuelvo mi mirada al fondo como un gesto de indiferencia mientras muevo mi mano por la cerca, encogiéndome de hombros cuando la escucho decirme aquello de que no les temía; hasta que es de pronto, que la siento pasar cerca mío con brusquedad y saltar aquella valla para quedar al otro lado.

Bueno... Respondo silenciosa mirando hacia otro lado por un instante, lo hago sola; aclaro para comenzar a treparme a la valla sin tomar su mano, pegándome a esta; pasando mis manos y pies lenta de un madero a otro hasta que puedo cruzar mis piernas al otro lado para intentar bajar, sintiéndome tal vez demasiado dormida para el momento, como si pudiese caer al no fijarme bien por ello.

-Bueno, pero ten cuidado.- Bajo la mano, aunque no puedo dejar de mantenerme atenta. Parece muy frágil y que no está acostumbrada a saltar cercas. Pero puede ser que me equivoque.

Pues parece muy cuidadosa... O muy lenta. ¿La habrán encantado con un hechizo relentizador? -¿Te sientes mareada o confundida? Puede que tengas un Torposoplo rondándote... O te han encantado por ser chica nueva. Hay muchos alumnos que siguen siendo muy infantiles. Si quieres puedo intentar desvanecerlo.- Saco mi varita y apunto hacia ella. -Finito Incantatem.-

Era lenta, no sabía por dónde seguir o era que mi cuerpo de muñeca estaba atascado. Estaba sobre la valla, apoyada con el madero de más arriba entre mis piernas mientras me ladeaba un poco hacia el lado de ella para intentar poner mi pie en el de abajo; pero lo cierto es que no lo hacia rápida, no podía; pensaba cada cosa mía que iba a mover, como lo iba a hacer; e incluso me miraba a cada instante como queriendo saber que tenía todo bien o temiendo a que de pronto se me apareciera la sensación de sus manos en mi piel.

Ella me empieza ha hablar como antes y yo la miro como sin saber que hacer; me hace preguntas, me habla de lo que me podrían a ver hecho, aunque ella no sabe; y de pronto...

¡Aaaa!

Su voz cambia, mi cuerpo reacciona; veo su varita, el rayo de luz; lo siento en mi piel, lo siento en mi piel... y no quiero que me toque, no quiero que me toque para torcerme de nuevo. Trato de moverme, mi tobillo pasa en banda por la cerca, golpea mi pie; me pierdo, caigo, caigo y golpeo seca el piso con en mi espalda; quedándome ahí, quedándome ahí mientras aun siento el golpe, buscándola a ella lenta y resignándome a lo que me fuera a pasar.

-...-

Ay. Vale, no esperaba eso. -¿Estás bien?- La miro con ojos muy abiertos, sin comprender que ha pasado. -Creo que no estabas encantada después de todo... a menos que hubieras tomado una poción para hacer equilibrio... ¿Es eso? ¡Ah! Eres un títere de tamaño real que habla, ¿no?- Sólo eso podía explicar lo que había pasado. O que la chica tenía muy mala suerte y se había tropezado. Pero es que es tan, tan... Irreal. La mirada de susto de sus ojos es confusa.; me arrodillo a su lado y le tomo la muñeca. Hay pulso, si. ¡Y está helada!

-Tienes que ir a la enfermería...- Le digo frunciendo el ceño.

Aun sentía el golpe retumbar por toda mi espalda, esta rígida, entumida; y yo pesada, pesada y mareada mientras apenas me atrevo a respirar. Por un momento apenas recuerdo que es lo había pasado, pero después vuelve a mí; ¡La magia!, la magia que se me iba meter para dominarme.

¿Estas bien?

Le escucho, viéndome de pronto con ella al lado, arriba de mí; hablándome. Yo la miro un poco, respiro inmóvil; espero a que pase, a que me haga lo que quiera hacer o el entumecimiento pase. Ella exclama como si hubiese encontrado algo y me lo dice; casi descubre lo que soy, una muñeca, una muñeca que fue de ellos; y es que es casi lo mismo, un títere y una muñeca son casi lo mismo; alguien a quien no dejaron moverse por sí misma.

Dudo, la miro con duda; hasta que reacciono a levantarme quedando sentada ahí y es que no quería que lo supiera, nunca quería que lo supieran pero ya habían dos que lo sabían y eso me decía que ya no sabía ocultarlo; pues siempre era así, siempre como una muñeca me obligaban a  responder.

No sé, ya no sé que soy... Le digo intentando ocultarlo aún, aunque eso no importa; no importa y si es lo que me pides iré a esa enfermería.

-Vale, te acompaño entonces.- Le sonrío, intentando infundirle ánimos. -Puedes agarrar un resfriado estando así, tan helada.-

Me quito la capa y la cubro con ella, tomándola de las manos y frotándolas para infundirle calor. -¿Te sientes mal? No puedes dejar pasar el tiempo si te sientes mal, y mucho menos salir a pasar más frío aún. ¿Eres inglesa? Bueno, aún si lo eres, este clima no es para estar saliendo mucho. Ya sé que el castillo también es muy helado, pero al menos allí los profesores se encargan de climatizar las habitaciones y algunos salones. Excepto las mazmorras. No sé porque, pero las mazmorras siempre parecen estar congeladas...-

Su...

Su cambio de tema me alivia un poco esta vez, dejándome estar ahí de pronto, tal vez inerte, poco atenta a lo que dice; pero entendiendo algo al menos. Ya no parecía como si fuese a descubrir que era una muñeca, pero el golpe; aun me retumbaba en mi espalda, aun me retumbaba algo de ese golpe que había sofocado mis piezas.

De pronto me cubre con su capa y yo simplemente me dejo, sin querer moverme ni nada; o al menos así es hasta que toma mi mano y es que con solo sentir su contacto en mi piel me tenso entera, mis articulaciones se tensan en mis dedos y tiemblo, de pronto tiemblo notoriamente mientras mi corazón zumba, mirándola semi aterrada mientras me dejo tomar y llevar, aterrada si; pero dócil también.

El castillo me enfría mas, siempre lo hace... Respondo como asfixiada, no pudiendo dejar de mirar mi mano o de luchar con migo misma como si esta se quisiera escapar; cosa que de pronto dejo pasar soltándome, alejándola de la de ella y posándola en mi vientre.

Aunque, cuando quieras me puedes llevar...
...yo no me quejare. Termino ahí sentada en la humedad, aun respirando agobiada y mirando hacia un lado como queriendo sacar esa sensación.

-¿Y por qué tendrías que quejarte? A menos que te hiciera daño en el camino, pero no voy a hacerte daño. Y madame Pomfrey es una señora muy agradable y cariñosa, cuando quiere. Aunque puede ser muy regañona como la profesora Macgonagall.-

Estiro mis manos hacia ella para ayudarla a ponerse en pie. -Vamos, ¿si? No tengo tanta fuerza como para cargarte a los hombros, y no me gusta hechizar a las personas....-

Esta bien... Y no, por favor, por favor no me hechices mas...

Le respondo apoyando las manos a mis lados para pararme, estoy mejor así; agrego mirando la mano que me extiende, como queriendo decirle que estaba mejor parándome sola, suspirando de forma aliviada cuando lo hago y reaccionando a limpiarme un poco la túnica.

Dices que no hechizar personas, ¿Porque? Dime que no me estas engañando con ello. Le pregunto de pronto como guiada por un impulso, como si aquella mención; aquel tema me hubiese tocado y es que era verdad, no quería pero me hacia recordar y sentir un poco de nuevo...

Yo me giro hacia donde se ve el castillo, pues supongo que es allá a donde quiere llevar ahora.